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viernes, 24 de agosto de 2018

Travessa do sol


Traigo en mi cabeza un viaje bajo el sol, lleno de luz, deslumbrante entre las fachadas blancas, azules y amarillas. Aún siento, bajo la suela de mis zapatos, la solidez de la piedra. Murallas que ya no tienen nada que amurallar, por cuyas puertas se cuela el turista, el curioso, el despistado o el viajero. Traigo en mi cabeza un viaje de inesperados encuentros y anhelos de reencuentros, un viaje de paisajes y de miradas. El cansancio del turista, su desgana bajo el inclemente sol, sus pasos dirigiéndose a los ángulos de sombra entre paredes de piedra dilatada. El viaje sigue sucediéndose en la cabeza aun después de terminado, como cuando se acaba de leer un libro y toda la historia continúa por un tiempo, hasta desvanecerse y convertirse en poso.


El posviaje es un proceso mental más sugerente que el viaje. Sucede desde el momento en el que empiezo a poner kilómetros de distancia con lo que dejo atrás; me embarga cierto sentimiento melancólico, y en él me gusta permanecer. Reviajar mentalmente por esas imágenes, como montar una película de todo lo visto y vivido, y darle su interpretación: caras, gestos, palabras, atardeceres, calles, fuentes, ríos agotados... Todo ello se devana a kilómetros hora por esos ramales que me alejan  y me reconducen a mi realidad.



                              


Existe en nosotros una resistencia a morir. Esa resistencia a morir es el arte, la necesidad de expresión, la necesidad de crear. La música, la escritura, la pintura, la arquitectura... Todo es un viaje de la imaginación, un acto de resistencia  y de sublimación, de elevarnos, de sentirnos, de proyectarnos. Somos el quebranto de lo ineludible. El viaje es también una forma de resistencia, y el posviaje es su transfiguración; es la forma de interpretarlo y de volver a sentirlo una vez ha sucedido.

2 comentarios:

  1. Manejas el lenguaje con la precisión y la sugerencia de los buenos poetas. He leído todos estos textos que cuelgas en este blog. Tienen que ver con tu mirada sobre lo que te rodea y sientes en los viajes. Posees la capacidad de ahondar en la realidad al tiempo que de elevarte sobre ella. Tienes alma de poeta.

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  2. Oh, entonces estoy perdida (o es la mejor forma de hallarme), mi querido amigo, no tengo otro destino, pues, que ser una "poeta errabunda". Gracias, infinitas gracias por tus apreciaciones, Jose Luis.

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El río que nos lleva

Mayo estalla en Monfragüe. La luz de la tarde se rompe entre las espesas horquillas de las encinas. Los montes blanquean moteados de jaras...